Leí el Salmo 108 esta
mañana, y me desafió la fe de David. Obviamente él estaba en medio de un serio
problema, sintiendo que Dios había rechazado a Su pueblo y no estaba más con
ellos en la batalla (versículo 11).
A pesar de
eso, David comienza su salmo con adoración confiada al Señor: “Te alabaré, Señor, entre los pueblos;
te cantaré salmos entre las naciones.
Pues tu amor es tan grande que rebasa los cielos; ¡tu verdad llega hasta el
firmamento! Tú, oh Dios, estás sobre los cielos,
y tu gloria cubre toda la
tierra. (versículos 3-5).
Y David
termina el salmo con confianza en el poder de Dios: "Con Dios obtendremos la
victoria; ¡él pisoteará a nuestros enemigos!” (versículos 12-13).
Yo no estoy
liderando un país o comandando un ejército como lo estaba hacienda David, pero
hay momentos cuando me encuentro en medio de algunos problemas difíciles.
Cuando esto
sucede, quiero ser como David, adorando a Dios por Su amor y fidelidad y
expresar mi confianza en Su poder.
Quiero poner
mi confianza en Dios, no en filosofías humanas (versículo 12).
Aun si Dios
no me libra de la dificultad, quiero recordar que Él estará conmigo en el
proceso. Que yo pueda depender de Su amor y fidelidad que son “más altos que
los cielos.”
💙💙💙
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