Habacuc fue un profeta del Antiguo Testamento que era un poco quejoso (Habacuc 1). Pero
debemos tener cuidado de no juzgarlo. Él fue un fiel profeta de Dios durante un
tiempo difícil en la historia de Israel.
De hecho, él es un buen ejemplo para nosotros. Él miró las
circunstancias y sintió que la justicia de Dios no estaba prevaleciendo. Pero
al final, él se dio cuenta que las circunstancias no determinan la fidelidad de
Dios.
No se nos promete que todo va a ir viento en popa, una gran riqueza, o
popularidad. Se nos promete algo mucho mejor. ¡Se nos promete la fortaleza
de Dios!
El
libro de Habacuc con sus tres capítulos termina con una triunfante declaración
de fe que nosotros también podemos abrazar:
“Aunque la higuera no florezca, ni haya frutos en las vides; aunque
falle la cosecha del olivo,y los campos no produzcan alimentos; aunque en el
aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los establos; aun
así, yo me regocijaré en el Señor, ¡me alegraré en Dios, mi
libertador! El Señor omnipotente
es mi fuerza” ~Habacuc 3:17-19
Te
animo a que recites este pasaje en voz alta, poniendo tus dificultades actuales
en la primer oración.
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Inglés: Habakkuk's statement of faith
Traducido por: Silvia Naviliat
Amén
ReplyDeleteExcelentes palabras de Habacuc!! A Dios sea la Gloria!!
ReplyDeleteEs mi legado de todos mis dia
ReplyDeleteWow, no lo conocía. Es hermoso. Gracias
ReplyDeleteEl Señor omnipotente es mi fuerza, es mi roca, mi fortaleza, si no es a Él a quien iré?
ReplyDeleteGracias por compartir
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