La riqueza no es síntoma de fe.
Dios le da riqueza tanto a los malvados como a los santos.
El evangelio de la prosperidad no tiene base bíblica. Aquellos que lo enseñan sacan las Escrituras de contexto e ignoran pasajes como los siguientes:
1. No podemos enfocarnos en el dinero y también servir a Dios (Mateo 6:24-33).
2. Se nos ordena que hagamos tesoros en el cielo, no en la tierra (Mateo 6:19-21).
3. Cristo no tenía casa (Mateo 8:20), y Él dijo que las riquezas a menudo interfieren con la devoción de las personas hacia Él (Mateo 19:21-24).
4. Jesús sugirió que vendamos nuestras pertenencias y las diéramos a los pobres porque la vida no se trata de posesiones (Lucas 12:13-34).
5. El Apóstol Pablo, un hombre de gran fe, a veces luchó para tener qué comer. Él dijo que Cristo le dio contentamiento, no riqueza (Filipenses 4:10-13).
6. La Escritura dice que las personas pobres con frecuencia tienen más fe que los ricos (Santiago 2:1- 7).
Nuestras finanzas están en las manos de Dios. No sabemos lo que nos deparará mañana (Santiago 4:13-16).
Traducido por: Silvia Naviliat
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