Estábamos de licencia de Budapest en 2006 y mi primer nieta Emma tenía tres
años. Como la veía tan poco, no podía resistirme a comprarle pequeños regalos
donde sea que fuéramos.
Una noche
Emma fue al almacén conmigo y empezó a pedirme que le comprara golosinas. Pero
como era cerca de la hora de la cena, yo le decía que no.
Finalmente,
ella me miró y dijo: “No te amo más abuela porque no me compras nada.”
Yo me agaché
a su altura, la miré a los ojos y le dije: “Emma, la abuela te ama
aun cuando te dice que no.”
Emma quedó
en silencio mientras seguíamos recorriendo los pasillos. Luego me agarró de la
mano y me dijo: “Yo también te amo abuela.”
Esta situación
refleja mi relación con Dios a veces.
A veces soy como una niña que no
sabe qué es lo major para ella. Fallo en entender la verdad de que todo lo que Dios
nos da y también todo lo que Él no nos da está motivado por Su profundo amor
por mí y Su sabiduría y conocimiento del gran cuadro de mi vida.
Es fácil agradecer a Dios por Sus
muchas bendiciones, pero es igual de importante agradecerle por lo que no nos
da.
Pero más que nada, deberíamos
agradecerle por inclinarse hacia nosotros a decirnos que nos ama, aun cuando Él
dice que no a algo que queremos.
Hoy, tomémonos de la mano de Dios y
digámosle que también lo amamos a Él.
“Den gracias a Dios en
toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.” 1 Tesalonicenses 5:18
Inglés:"Grammy, I Don't Love You Anymore"
No comments:
Post a Comment