Si queremos estar preparados para enfrentar nuestra cultura cada vez más hostil
y anticristiana, necesitamos dejar de enfocarnos en nosotros mismos.
Tristemente, algunos de los más populares libros,
sermones, y estudios bíblicos cristianos hacen justo eso.
Recientemente escuché una enseñanza que decía que Dios
ama todo de nosotros por eso no deberíamos dejar que nada ni nadie nos haga
sentir mal sobre nosotros mismos.
No es cierto. Dios no ama nada pecaminoso, y si
pensamos que todo en nosotros es piadoso, necesitamos un chequeo de realidad.
El amor de Dios nos purifica mientras nos “sacamos”
nuestra vieja naturaleza pecaminosa y nos conformamos a los propósitos y
principios de Dios (Efesios
4:22-24).
Las enseñanzas que minimizan el pecado son
influenciadas por la cultura. Nos alientan a sentarnos en una cómoda silla
mirándonos en un espejo mientras las batallas espirituales rugen a nuestro
alrededor.
Debemos rechazar estas enseñanzas y prepararnos a pelear
la buena batalla, sujetándonos a nuestra fe y a una buena conciencia.(1 Timoteo 1:18-19).
Esto significa hablar en contra de los pecados que
dañan el alma de las personas y lidiar deliberadamente con nuestros pecados
personales. Así como nos preparamos para estar en buena forma física, debemos
prepararnos para estar en buena forma espiritual.
“Esmérate en seguir la justicia, la devoción, la
fe, el amor, la constancia y la humildad. Pelea la buena batalla de la fe” (1
Timoteo 6:11-12).
Inglés: Prepare for Battle—Don't Remain in Your Easy Chair
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