Dios sabía que había una chispa de fe en el corazón
de Rahab, por eso, Él envió dos espías a rescatarla antes de que Jericó fuera
destruida.
Ellos le dijeron a Rahab que identificara su casa para rescatarla con un cordón
rojo colgado de la ventana, la misma ventana donde ella demostró su fe al bajar
a los dos espías para salvarlos.
El color del cordón era significativo. Durante la Pascua, una mancha de sangre roja salvó de la muerte la
casa de cada israelita (Éxodo 12).
El cordón rojo en la ventana de Rahab era su Pascua personal. Aunque Isaías 1:18 fue escrito más tarde,
sus palabras coinciden: “Aunque sus pecados sean
como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el
carmesí, vendrán a ser como blanca lana.”
Nosotros que somos cristianos tenemos un “cordón
rojo” también, está colgado en la ventana de nuestras almas simbolizando ¡la
sangre salvadora de Cristo!
¿Te unes a mí hoy para agradecer a Dios por nuestro rescate personal, nuestra Pascua
personal? ¡Es tan asombroso!
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(La historia de Rahab está en Josué 2 & 6.)
Inglés: The Scarlet Cord
Traducido por: Silvia Naviliat
Amén gloria a Dios
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