En Mateo 8:5-13 Jesús se ofreció a ir y sanar al siervo del centurión.
El centurión respondió: “Señor, no soy digno de que entres a mi casa.” Él
dijo que sería suficiente con que Jesús declarara la
sanidad.
“Cuando Jesús escuchó eso, se sorprendió. Volviéndose a la multitud les dijo: “—Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe.”(8:10)
¡Imaginen tener una fe que sorprenda a Jesús!
Nuestra cultura actual basada en uno mismo probablemente también sorprende a Jesús, pero no de buena manera.
El centurión:
1. Se humilló a sí mismo, sabiendo que cualquier cosa que Dios hiciera era un regalo inmerecido.
2. Se enfocó en las necesidades de otros (su siervo).
3. Creyó que Jesús podía hacer cualquier cosa que dijera que haría.
¡Y JESÚS SE SORPRENDIÓ!
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