Un pastor predica un sermón bíblicamente correcto sobre el amor, la gracia, y
el perdón, pero él es rencoroso y desagradecido con sus padres.
Una mujer
pone de su tiempo para extender el evangelio, pero es una jueza dura de los
cristianos que no ven las cosas a su manera.
Si estamos
enseñando o liderando a otros espiritualmente, nuestro caminar debería
concordar con nuestro hablar (Santiago 3:1). Debemos examinar
regularmente nuestras actitudes y nuestras acciones. No queremos ser el tipo de
personas descriptas en Tito 1:16 quienes “dicen conocer
a Dios, pero con sus acciones lo niegan."
La hipocresía
es un pecado difícil de tratar porque a menudo está Escondido de la mayoría y
reservado para unos pocos. Nota cómo Dios describe a los fariseos en Mateo 23:27-28. Los hipócritas tienen “dos caras,” y la mayoría de las personas
ve la cara buena.
Las personas
que abandonan el cristianismo a menudo mencionan a los hipócritas como la
causa. Pero los hipócritas en realidad sirven al propósito de Romanos 8:28 en las vidas de los
verdaderos creyentes, probando la sinceridad de nuestra fe. Además, son un buen
recordatorio para que examinemos si en nuestras propias vidas hay hipocresía.
Cuando
nuestra fe está arraigada en Jesús, podemos superar cualquier obstáculo
espiritual, tanto a los hipócritas como la hipocresía personal. (1 Juan 5:5).
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