“Empezaré a dar cuando mis ingresos aumenten.”
“Honraría a mis padres si no fueran tan críticos.”
“Estudiaré la Biblia cuando mi vida no sea tan frenética.”
“Los perdonaría si no siguieran haciendo lo mismo una y otra vez.”
“No creo que a Dios le importe si ignoro unas pocas reglas en mi lugar
de trabajo.”
Tristemente, he escuchado cristianos decir cosas como esas.
¿De dónde sacamos la idea de que los mandamientos de Dios son
opcionales, y de que Él no quiere que hagamos cosas difíciles o que tratemos
con gente difícil y circunstancias desafiantes?
No encontraremos ninguna de estas ideas en las Escrituras.
Tal vez ahí está el problema. Demasiados cristianos están tomando sus valores
de la cultura, no de la Escritura (Santiago 1:22).*
Si estudiamos las vidas de José, Jeremías, Rut, y Pablo veremos que Dios
nunca les promete a Sus hijos facilidad y comodidad.
Dios nos dice que:
1. Demos con alegría (2 Corintios 9:7).
2. Honremos a los padres (Efesios 6:2).
3. Busquemos primeramente Su reino (Mateo 6:33).
4. Repetidamente perdonemos a otros (Lucas 17:4).
5. Seamos honestos (Proverbios 12:22).
6. Nos neguemos a nosotros mismos (Mateo 16:24-25).
7. Rechacemos los valores mundanos (1 Juan 2:15-17).
¡Con Su poder podemos hacer todas estas cosas! (Filipenses 4:13).
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* Aquellos que conocen la Palabra de Dios pero no la obedecen se engañan
a sí mismos.
Traducido por: Silvia Naviliat
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