Siempre ha habido gente egoísta en el mundo, pero nuestra cultura moderna promueve e incluso celebra el egoísmo a veces. No hay duda de que el narcisismo está en auge.
Los cristianos se están enfrentando a un creciente número de relaciones difíciles en el trabajo, en el vecindario, en organizaciones, e incluso en círculos cristianos.
Porque la gente egoísta carece de empatía, muchos de ellos maltratan a los demás y luego sienten pena de sí mismos. Caín es un ejemplo en el Antiguo Testamento.
Deberíamos
mantenernos alejados de amistades cercanas con tales personas porque “las malas compañías corrompen las buenas
costumbres” (1 Corintios 15:33).
Pero no
podemos evitar por completo a la gente egoísta.
Cuando están
en nuestras iglesias, podríamos necesitar referirnos humildemente a su conducta
inapropiada, hablando la verdad en amor (2 Timoteo 2:23-26; Efesios 4:15). Cuando estamos en
nuestro lugar de trabajo o en el vecindario, necesitamos caminar en el "espíritu
correcto."
El mundo nos
dice que devolvamos mal por mal y que “castiguemos” a las personas por
lastimarnos. Dios nos dice que seamos diferentes al mundo, devolviendo bien por
mal y tratando a las personas malas con bondad (Romanos 12:17-21).
Es tentador
tratar a las personas egoístas de la misma manera en que nos han tratado, y eso
es exactamente lo que a Satanás le gustaría que hagamos: responder en maneras
que neguemos nuestra fe.
Pero nuestra
fe brilla mucho más cuando las cosas son difíciles, y tenemos esta maravillosa
promesa para sostenernos:
"Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece." Filipenses 4:13.
Inglés: Dealing with selfish people
Traducido por: Silvia Naviliat
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