Se ha vuelto cada vez más popular decir que Jesús siempre reafirmaba a las personas, y nunca las hacía sentir avergonzadas o culpables.
No es verdad.
Jesús dijo
que “el mundo” lo odiaba porque Él testificaba “que sus obras eran malas.” (Juan 7:7).
Él expuso la
oscuridad en el alma de las personas:
“La luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió
las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos.” Juan 3:19
La mayoría de
las personas rechazaron a Jesús durante su vida en la tierra, y la mayoría
rechaza a Sus seguidores hoy.
“Si el mundo los aborrece, tengan presente que
antes que a ustedes, me aborreció a mí.”~ Jesús, Juan 15:18
Cristo enfatizó fuertemente el pecado y el
arrepentimiento. Él quiere que nosotros nos avergoncemos de nuestros pecados y
nos demos cuenta de nuestra culpa:
Eso es porque “la tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a
la salvación, de la cual no hay que arrepentirse, mientras que la tristeza del
mundo produce la muerte” (2 Corintios 7:10).
Cuando
conocemos a Cristo, tenemos “tristeza que proviene de Dios” cuando pecamos. Nos
avergonzamos porque nuestros pecados entristecen a nuestro Salvador. Queremos
arrepentirnos y restaurar la dulce comunión con Él (1 Juan 1:8-10).
Cuando
tenemos la tristeza del mundo lamentamos las consecuencias, no el pecado. Rehusamos sentirnos
culpables o avergonzados. Ignoramos las Escrituras
como Santiago 4:8-10:
“Acérquense a Dios, y él
se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los
inconstantes, purifiquen su corazón! Reconozcan sus
miserias, lloren y laméntense. Que su risa se convierta en llanto, y su alegría
en tristeza. Humíllense delante del Señor, y él los
exaltará.”
¿Tú tienes la
tristeza del mundo o la que proviene de Dios por tus pecados?
Inglés: Lies about Jesus: shame and guilt
Traducido por: Silvia Naviliat
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