La amargura que viene del orgullo

 ¿Conoces el antídoto para la amargura?

La amargura es como veneno.

A veces somos “mordidos” con la amargura porque hemos sido genuinamente maltratados, pero a veces estamos amargados porque rehusamos admitir que estamos equivocados.

Una mujer amargada culpa a sus padres por sus relaciones difíciles en vez de reconocer su ingratitud y su falta de respeto.

Un empleado amargado culpa a su jefe de ser irrazonable en vez de reconocer su irresponsabilidad y actitud rebelde.

Una mujer amargada culpa a su amiga por su relación quebrada en vez de reconocer su espíritu crítico y orgullo. 

La gente amargada daña las relaciones y culpa a otras personas por el daño. 

La amargura no discute. Acusa.

No se arrepiente. Se excusa. 

Se enfurruña en vez de escuchar. 

Corta el contacto en vez de perdonar. 

Por eso la Escritura nos exhorta:

Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos.” Hebreos 12:14-15  

No tenemos que aprobar o estar de acuerdo con todos, pero se nos ordena que perdonemos a otros y los tratemos con bondad. De hecho, nuestro manejo de las diferencias revela la calidad de nuestra fe (Proverbios 24:10).

Romanos 12 es un gran "antídoto" para todo tipo de amargura,ya sea que venga del maltrato o del orgullo. 

Inglés: Bitterness that comes from pride

Traducido por: Silvia Naviliat


La amargura siempre se justifica a sí misma.Este devocional comparte las maneras en que la amargura destruye, y ofrece el antídoto para combatirla.


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