Cómo un Dios amoroso saca nuestros dedos de las llamas

 




Una noche de invierno años atrás, mi esposo y yo estábamos visitando a la familia de nuestra hija. Mientras estábamos sentados en la sala hablando, mi hija notó que nuestra nieta Gracie, de dos años estaba sentada frente a la estufa, extendiendo su pequeña mano hacia las llamas.

 

Saltando en pie, nuestra hija le gritó fuerte a Gracie, levantando a la asombrada niña a sus brazos y alejándola de las llamas. Aun cuando esto fue lo más amoroso que nuestra hija pudo hacer, desde la perspectiva de Gracie, su mamá le había arruinado la diversión, y nos lo hizo saber con altos y enojados gritos. Las llamas se veían tan hermosas y tentadoras y Gracie obviamente pensó que sería maravilloso tocarlas.

La actitud de Gracie no se limita solo a niños de dos años. Personas de todas las edades pueden ser atraídas al pecado y pensar que los mandamientos de Dios son tienen la intención de arruinar su diversión. Para empeorar las cosas, nuestra cultura a menudo nos alienta a “jugar con fuego”.

 

Nunca nos olvidemos que los mandamientos de Dios nos mantienen a salvo en sus brazos. (Juan 15:10). 

 

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente, porque no lo conoció a él.” 1 Juan 3:1

 Inglés: How a Loving God Keeps Our Fingers from the Flames

Traducido por: Silvia Naviliat

¿Tú sabes lo que significa que Dios saque tus dedos de las llamas? Este devocional ofrece un interesante ejmplo.


 

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