A veces la vida nos trae abajo. Comenzamos a sentirnos cansados y agobiados por las cargas. La Escritura lo describe como un “espíritu de desaliento.”(1)
Isaías 61:1-3 profetiza que Jesús vendrá “para consolar a todos los que están de duelo, para
proveer a los que están de duelo por Sion y para darles diadema en lugar de
ceniza, aceite de regocijo en lugar de luto y manto de alabanza en lugar de
espíritu desalentado.”(2)
Cuando la vida nos ha cansado,
necesitamos un manto de alabanza.
Un manto: Algo que nos
ponemos. Algo que nos cubre. Algo que cambia cómo nos vemos y sentimos.
Pero no es una prenda normal. Es
tejida con hilos de alabanza a nuestro Mesías Jesucristo.
Esto es similar a la manera en que se
describe nuestra santificación en Efesios 4:22-24 donde se nos manda a
desvestirnos del “viejo hombre” y vestirnos del “nuevo hombre” en Cristo.
Cuando nos sentimos “pesados”, necesitamos
sacarnos “las ropas de luto” y envolvernos en alabanza a nuestro Señor.
¿Qué estás
“usando” hoy?
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(1) La palabra en hebreo usada
para “desaliento” en este versículo significa “débil, endeble, y tenue.” También
se compara a una lámpara que gradualmente se va apagando.
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