La Biblia es el mensaje de Dios a la humanidad. Es divinamente
inspirada (2 Timoteo 3:16-17; 2 Pedro 1:20-21; 2 Pedro 3:15-16).
Nunca debemos aceptar algo que altere, redefina o
aplique mal la Palabra de Dios.
La Palabra de Dios es perfecta. Pero eso no significa
que sea popular. Siempre ha sido y siempre será rechazada por la mayoría.
Si, grandes multitudes seguían a Jesús en la tierra.
Pero Él explicó que la mayoría lo hacía por razones egoístas, y al final, la
mayoría de las personas lo rechazaron, no solo los fariseos (Juan
6; Juan
7:1-5; Juan
15:18-21).
Cuando conocemos a Jesús, no podemos evitar amarlo con
toso el corazón, pero nunca debería ser nuestro objetivo hacerlo popular ante
la cultura. En vez de eso, debemos presentar Su carácter y Su evangelio con
precisión, cuidadosamente, de forma complete y sin alterarlo de ninguna manera.
Cualquiera que cambie apenas una verdad de la Palabra
de Dios lo hace con un orgullo desobediente. Deberíamos juzgar a cada maestro,
predicador, libro y presentación del evangelio de acuerdo a la exactitud bíblica,
no a la popularidad. De hecho, la popularidad es a veces una señal de error.
Considera los
siguientes pasajes.
✜✜✜
Los falsos maestros siempre han
intentado hacer al evangelio atractivo al mundo:
"Tales individuos son falsos apóstoles, obreros
estafadores, que se disfrazan de apóstoles de Cristo.Y no es de extrañar, ya
que Satanás mismo se disfraza de ángel de luz. Por eso
no es de sorprenderse que sus servidores se disfracen de servidores de la
justicia. Su fin corresponderá con lo que merecen sus acciones." 2
Corintios 11:13-15
No debería sorprendernos que a la gente
le atraigan las presentaciones del evangelio ligeramente alteradas,
especialmente cuando esas presentaciones muestran a un falso Cristo que afirma
a las personas en vez de llamarlas al arrepentimiento:
“Porque
llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados
de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las fantasías que
quieren oír." 2 Timoteo 4:3
Ninguna enseñanza de la Biblia debería
agregar creencias a la Palabra de Dios o negar creencias de la Palabra de Dios.
El libro de Apocalipsis termina con una fuerte advertencia de no agregar ni
sacar nada de las profecías presentadas en Apocalipsis, y mientras este mandato
específicamente se refiere a Apocalipsis, es un principio que se aplica a todas
las cosas en la divina Palabra de Dios (Apocalipsis
22:18-19).
Inglés: People Aren't Saved by Making the Gospel "Popular"
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