Las palabras finales
de Cristo en la tierra no fueron un deseo en el lecho de muerte. Son las
“órdenes de marcha” para cada cristiano, compartidas por nuestro Salvador vivo.
Cuando conocemos a cristo, somos salvos, perdonados y
comisionados.
“—Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y
les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.” (Mateo
28:18-20).
Fíjate en estos importantes elementos de nuestra misión:
1. Toda autoridad.
Somos empoderados por el Espíritu, la autoridad y la
fuerza de Dios, no por la nuestra. Lee Filipenses 4:13; 2 Corintios 12:9;
1 Corintios 16:13 para alentarte.
2. Todas
las naciones.
El cristianismo es la única fe verdadera, el único
camino de salvación. Lee Juan
3:36; 14:6; Hechos 4:12 para confirmación.
3.
Enseñándoles a obedecer.
No somos salvos por la obediencia pero todo el que
verdaderamente sigue a Cristo busca obedecer Sus mandamientos. ¿Por qué? Porque
amamos a nuestro Salvador. Lee Juan
14:21,23; 15:10; 1 Juan 2:3; 5:3; 2 Juan 1:6 para confirmar
esta verdad.
4. Cristo está
siempre con nosotros.
Nada puede separar a los verdaderos creyentes del amor
de Cristo. Disfruta esta verdad en Romanos
8:37-39.
¡Si! Las palabras finales de Cristo en la tierra son
increíblemente importantes, dándonos nuestras órdenes de marcha.
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