Cuando tememos a Dios,(1) anhelamos obedecer
Sus mandamientos porque sabemos que son esenciales para el bienestar de
nuestras almas:
Deuteronomio 5:29: "¡Ojalá su corazón esté
siempre dispuesto a temerme y a
cumplir todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos siempre les vaya
bien!"
Cuando
tememos a Dios, nadie necesita presionarnos para obedecer al Señor. Confiamos
de todo corazón en la Palabra de Dios. Si algo contradice la Palabra de Dios nos
rehusamos a creerlo:
Deuteronomio10:12-13: "Y ahora, Israel, ¿qué te pide el Señor tu Dios?
Simplemente que le temas y andes en
todos sus caminos, que lo ames y le sirvas con todo tu corazón y con toda tu
alma, y que cumplas los mandamientos y los preceptos que
hoy te manda cumplir, para que te vaya bien."
No dejamos
que la cultura nos diga lo que está bien y lo que está mal. Confiamos en la
Palabra de Dios que no cambia:
Salmos 19:9: "El temor del Señor es puro: permanece
para siempre. Las sentencias del Señor son verdaderas: todas ellas son justas."
No solo
confiamos en la Palabra de Dios, sino que también nos deleitamos en Sus
mandamientos:
Salmos 112:1: "
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Dichoso
el que teme al Señor, el que halla gran deleite en sus mandamientos."
¿Cómo te
sientes acerca de los mandamientos de Dios? ¿Te deleitas en
ellos?
💙💙💙💙
(1) ¿Qué
es el temor del Señor? Es una forma positiva de temor, una reverencia,
respeto y honor que solo Dios merece. Cuando nos damos cuenta de que no podemos
entender por complete cuán ancho y largo y alto y profundo es el amor de Dios,
no podemos más que desarrollar este temor saludable (Efesios 3:16-19).
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