Qué consuelo saber que nuestro Dios nos entiende completamente, no solo nuestras
fortalezas, sino también nuestras debilidades.
Él sabe que muchas veces nos gana la preocupación. Y nos dice cómo
lidiar con ella:
1. Deberíamos llevar nuestras preocupaciones
al Señor.
"Depositen en él toda
ansiedad, porque él cuida de ustedes." 1 Pedro 5:7
"Encomienda
al Señor tus
afanes, y él te sostendrá; no permitirá que el justo caiga y quede abatido para siempre." Salmo 55:22
"Bendito
sea el Señor, nuestro Dios y Salvador, que día tras día sobrelleva nuestras
cargas." Salmo 68:19
2. Cuando empezamos a preocuparnos,
deberíamos orar.
"No se inquieten por nada;
más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios
y denle gracias." Filipenses 4:6
3. Deberíamos buscar los propósitos de Dios y
lidiar con nuestros problemas un día a la vez.
"Más
bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas
les serán añadidas. Por lo tanto, no se angustien
por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus
problemas." Mateo 6:33-34
4. Deberíamos recordar que la preocupación es
inútil e improductiva.
"¿Quién
de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de
su vida?" Mateo 6:27
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