Cuando leemos la historia en Daniel 3, usualmente nos enfocamos en la maravillosa manera en que Dios salvó a Sadrac, Mesac y Abednego del fuego tan intenso que mató a los hombres que los tiraron a ellos adentro. Pero su declaración en los versículos 16-18 es tan importante como el rescate de Dios:
"Sadrac, Mesac y Abednego le respondieron a Nabucodonosor: —¡No
hace falta que nos defendamos ante Su Majestad! Si
se nos arroja al horno en llamas, el Dios al que servimos puede librarnos del
horno y de las manos de Su Majestad. Pero,
aun si nuestro Dios no lo hace así, sepa usted que no honraremos a sus
dioses ni adoraremos a su estatua.'" Daniel 3:16-18
Como cristianos,
sabemos que Dios puede salvarnos de cualquier cosa. ¡¡ CUALQUIER COSA!!
Pero como Sadrac, Mesac y Abednego le serviremos aun cuando Él permita
que enfrentemos “hornos ardientes” como la enfermedad, la escasez, o el
maltrato.
Nosotros
honramos a Dios en los rescates milagrosos y en la persecución y la escasez.
Esta verdad es confirmada en Hebreos 11 donde
dos tipos de personas son elogiadas por su fe, aquellos que conquistaron reinos
y superaron grandes obstáculos y aquellos que fueron golpeados, apresados,
maltratados, y matados por su fe.
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Si no has
escuchado la canción de Mercy Me sobre la declaración de Sadrac, Mesac y
Abednego, te aliento a que la escuches: Even If.
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