Ella compró una revista y un pequeño paquete de galletitas y se sentó en el
mostrador de un aeropuerto lleno de gente.
Para su sorpresa,
el hombre sentado a su lado abrió su paquete de galletitas y comió una.
Indignada, ella metió
las restantes galletitas en su cartera, se levantó, y se fue.
Cuando ella miró
hacia atrás, ¡no podía creer que el hombre estuviera sonriendo!
Treinta minutos más
tarde cuando su avión despegó, ella buscó las galletitas en la cartera, orgullosa
de haber actuado con moderación con el ladrón de galletas.
Pero en vez de un paquete de galletitas, ella encontró dos paquetes idénticos,
uno abierto y uno sin abrir.
Para su horror se
dio cuenta que ella le había robado las galletitas al hombre sonriente del
mostrador. Él era quien había mostrado una increíble mesura, no ella.
Esta historia
ilustra un buen punto: sacar conclusiones apresuradas es tonto. Necesitamos
conocer bien los hechos antes de juzgarnos o juzgar a otros.
Muchos problemas de relaciones tienen sus raíces en malentendidos y conclusiones
apresuradas.
"El que responde antes de oír comete insensatez y
deshonra." Proverbios 18:13
"El primero en presentar su caso parece inocente, hasta que llega la otra parte y lo refuta." Proverbios 18:17
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Yo escuché esta historia hace unos años y no estoy segura de su fuente o
si en realidad sucedió, pero es una gran ilustración sobre nuestra necesidad de
ser cuidadosos al juzgar personas o situaciones. Esto es especialmente cierto
cuando encontramos una página web o video que critica autores u oradores
cristianos. Si no estamos seguros de los hechos, podemos ser culpables de
difamación.
Inglés: Cookie thieves
Traducido por: Silvia Naviliat
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