Hablar es fácil, y Jeremías 42-43 resalta esta idea.
Dios le dio a Judá varias oportunidades de arrepentirse, pero ellos se
rehusaron y Babilonia llegó para llevarlos cautivos. Sólo unas pocas personas
fueron dejadas en Judá.
Estos supervivientes pensaron que sería mejor dirigirse a Egipto en vez de quedarse
en las ruinas de su nación derrotada, pero fueron a Jeremías y le pidieron que
buscara la guía del Señor para ellos.
“Ya sea que nos guste o no, obedeceremos al Señor nuestro Dios a quien te
enviamos con nuestra petición” la gente prometió.
Entonces Jeremías buscó al Señor, y Dios le dijo que Él quería que ellos se
quedaran quietos en Jerusalén.
“¡Estás mintiendo!” protestaron inmediatamente, e hicieron lo que querían
hacer desde el principio… se dirigieron a Egipto.
Cada día tú y yo tomamos decisiones que impactan nuestras vidas, nuestra
relación con Dios, y las vidas de otros.
A veces decimos que queremos hacer la voluntad de Dios cuando lo que
realmente queremos es que Él apruebe la nuestra. Y cuando no lo hace, se nos
ocurren argumentos convincentes para dudar de Su guía y justificar nuestros
propios planes.(1)
Proverbios 16:25: " Hay caminos que al
hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte."
Hablar es fácil si decimos que queremos la voluntad de Dios cuando
realmente queremos la nuestra. Necesitamos una mente abierta y un espíritu
dispuesto.
¿Hay algo en tus planes que necesitas abandonar?
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(1) Éstas son algunas áreas donde las personas crean "argumentos convincentes" para sus propios planes en vez de los del Señor: la conducta sexual, las relaciones románticas y las decisiones sobre el matrimonio, el divorcio y el manejo de las finanzas.
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