Hace poco alguien dejó un comentario en las redes sociales diciéndome que uno
de mis devocionales no era bíblico. Amablemente le expliqué el contenido y ella
me dejó otro comentario acusándome de desacreditar la Palabra de Dios. Me
pregunté si ella realmente había leído el devocional antes de comentar.(1)
Le expliqué mejor,
agregué más referencias bíblicas, y adjunté dos videos de profesores de la Biblia
confiables.
¿Cómo
respondió? Simplemente borró su comentario y “desapareció”. Imagino que se dio
cuenta de que estaba equivocada pero no iba a admitirlo.
Pero estas situaciones
me han mostrado el valor de admitir cuando estoy equivocada.
Cuando nos
negamos a admitir un error, pensamos que estamos salvando nuestro honor, pero
en realidad lo estamos perdiendo. Daña nuestra reputación y nuestras
relaciones.
Entonces, consideremos
nuestros caminos, queridos cristianos, y démonos cuenta que agradamos a Dios y
a las personas cuando aceptamos con gracia la corrección y admitimos nuestros
errores.
Versículos pertinentes:
Proverbios 9:8: “No reprendas al
insolente, no sea que acabe por odiarte;reprende al sabio, y te amará.”
Proverbios 9:9: “Instruye al sabio, y se hará más sabio;
enseña al justo, y aumentará su
saber.”
Proverbios 12:1: “El que ama la disciplina ama el conocimiento, pero el que la aborrece es
un necio.”
Proverbios 15:31: “El que atiende a la
crítica edificante
habitará entre los sabios.”
💙💙💙💙💙💙💙💙
(1) Si
alguien está enseñando algo que no es bíblico, es totalmente apropiado corregirlo
con amabilidad. Pero debemos tener cuidado de que tengamos los datos en claro
antes de hacerlo. Me gusta la traducción NTV de Proverbios 18:13: “Precipitarse a responder
antes de escuchar los hechos es a la vez necio y vergonzoso.”
Santiago 1:19 explica la manera en
que los cristianos pueden evitar llegar a conclusiones tontas: “Mis queridos hermanos, tengan presente esto:
Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para
enojarse.”
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