Recientemente hablé sin pensar y mis palabras fueron santurronas.
Me
disculpé con la persona y le pedí perdón a Dios, pero estaba decepcionada de mi
misma. Debería haberlo hecho mejor ya que ocasionalmente recibo comentarios
jactanciosos en mi blog y sé que no son útiles.
A
veces cuando me equivoco así, siento que toco el botón de “retroceder” en mi
crecimiento espiritual. Pero Dios me está ayudando a entender que solo
apretamos el botón de “retroceder” si fallamos en arrepentirnos honestamente y en
aprender de nuestros fracasos.
Podemos elegir negar, excusar o justificar nuestros
pecados. De hecho, si alguien nos confronta podemos acusarlo de que nos está
juzgando o de que se cree justo, y atacarlo. Si hacemos esto, definitivamente
apretamos el botón de “retroceder”. Y si lo hacemos continuamente,
eventualmente perdemos nuestro sentido de la vergüenza (Efesios
4:17-19).
Yo no quiero eso. Yo quiero ser como Pablo, que
honestamente enfrentaba sus pecados, admitía que aun se equivocaba a veces,
pero decía que seguía adelante—no apretaba la tecla “retroceder”:
"Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa
hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está
delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el
premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús." Filipenses
3:13-14
Inglés: When You Blow It, Don't Hit the "Backspace"
No comments:
Post a Comment