Estos últimos años han sido los más desafiantes de mi vida con respecto a la
salud, las relaciones personales, y otras dificultades. Agreguémosle un sistema
inmune débil y por último las limitaciones del Covid.
Con la ayuda del Señor, había estado
manejando las cosas bastante bien hasta que un nuevo desafío me golpeó duro
hace unas semanas atrás y caí totalmente en mi “modo vieja mujer” (Efesios 4:22-24). Tuve el peor arrebato de ira de mi
vida, y me las agarré con mi esposo, quien no era el problema.
No tiré nada, ni me volví violenta,
pero grité y expresé las palabras y los pensamientos más feos.
Afortunadamente, mi esposo (quien me
ama de verdad) fue el único que lo presenció.
Le pedí que me perdonara.
Le pedí perdón a Dios.
Luché para entender cómo pude fallar
tan miserablemente después de haber conocido al Señor por más de 45 años.
Y me recordé a mí misma:
1. Pude haber hecho lo correcto (Santiago 4:17).
No importan cuales sean mis
dificultades, estoy llena del Espíritu de Dios. Si invento excusas por mi
arrebato, estoy llamando a Dios mentiroso (1 Juan 1:9-10).
2. Nunca debo bajar la guardia (1 Corintios
10:12).
3. Como el perdón es un regalo que no
merezco, soy motivada a mejorar por amor al Señor (1 Juan 1:9).
La confesión es buena para el alma.
🎔🎔🎔🎔🎔🎔
¿Cómo he mostrado que hablaba en serio?
1. He confesado mi pecado honestamente sin excusa (Salmos 66:18).
2. He meditado en Escrituras
pertinentes (Hebreos 4:12; Colosenses 3:16).
3. Le he pedido a una “amiga a quien
rendirle cuentas” que ore conmigo (Santiago 5:16).
Inglés: Confession is good for the soul
Traducido por: Silvia Naviliat
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